UNA BLANCA NAVIDAD.
Todo sucedió en un momento cuando el abuelo estaba sentado en su vieja mecedora
de paja. Era tan vieja como él, que ya
desgastada, expiró y junto a su
amante de letargo, descansó para siempre.
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Él, Jesús, mientras la
abuela hacía natillas en la cocina, a la cual
amaba más que una tarde llena de alcatraces a la luz del
ocaso, ni siquiera se inmutó al descubrir
que sólo tenía un par de medias rotas en la parte donde encajan los dedos. Decidió probar, a escondidas, un par de calcetines que la abuela aún conservaba del viejo y así colocarse sus
zapatos para evitar los roces del desgaste.
Al calzárselos descubrió en el fondo un montón de hilos
blancos, tan diminutos que lucían brillantes
al contacto con el sol. La abuela lo observaba por la media luna de la habitación contigua. Sonreía como si
supiera qué tenía en manos el
nieto ya con 21 años de
existencia. Se dirigió a la habitación llevando consigo un vaso de leche fría. Jesús, intranquilo, pero a la vez curioso por lo sucedido,
salió de su morada para seguir, minuciosamente, los
pasos de la abuela. Al llegar a su habitación encontró que la vieja, sentada en la cama, lo esperaba con una especie de libro
abierto en sus manos. Lo sentó a su diestra
pidiéndole que mantuviera los ojos cerrados. De
inmediato ocurrió lo
inimaginable. Como si estuviera leyendo el braille, descubrió varios espacios donde la anciana le pidió colocar, minuciosamente, las hebras de hilo. Jesús, todo inocente, empezó a sonreír y a encontrar formas a sus sueños. Cuando la
abuela le pidió abrirlos, el nieto observó la figura con lágrimas de
ternura: era su abuelo y el recuerdo vivo de una navidad costeña, en la que aún padeciendo de cáncer de colon,
sentado en su mecedora de paja, todos los días, en especial
los de aguinaldo, sonreía. Le decía que, por cada cana que lograra sacarle, sería el recuerdo de su sonrisa alumbrando sus noches sin días. Así cuando en su
cabeza nacieran las mismas flores, a sus hijos regalará días y otras navidades custodiando siempre sus sueños.
Un 25 de Diciembre…
Rodolfo
de Jesús Chávez Mercado.
Saludos y bendiciones a todos y todas. Mi querida familia bloguera, los recuerdo siempre en mis oraciones y espero visitarlos muy pronto. Abrazos.
Comentarios
Gracias...
Un abrazo.
Un Abrazo.
Un Abrazo.
FELICES FIESTAS!!!
Un Abrazo.
Un Abrazo.
Paso a desearte unas Felices Fiestas Navideñas
Como siempre te dejo un beso de ternura
Sor. Cecilia
Paso a desearte unas Felices Fiestas Navideñas y que Jesús nos ayude a tener paz en este mundo.
Un abrazo
Sor. Cecilia
Gracias por compartir este relato tan hermoso, recibe un abrazo desde Valencia y que el Niño Jesús te bendiga siemnpre-
Un abrazo desde Valkenci, Montserrat